Experiencia del voluntariado en el Puericultorio Pérez Araníbar
Por Luis Eduardo Vivero.
El comienzo
En marzo partió una aventura que resultaría compleja, agotadora y también que me daría mucha satisfacción. Ese mes llamé por teléfono al Puericultorio Pérez Araníbar, el hogar de menores más grandes de Latinoamérica, con una población de doscientos treinta y tres personas aproximadamente, desde cero a diecisiete años. Me pidieron que presentara una carta escrita con mi solicitud, cosa que hice a los pocos días.
Obtener una respuesta no fue tan rápido como esperaba, de hecho ya lo había dado por perdido. Llamé nuevamente en abril con la esperanza de poder realizar una actividad para el día del libro, pero tampoco se pudo. Finalmente me llamaron en mayo para coordinar una entrevista. Todo salió bien y a la tercera reunión ya teníamos una fecha para comenzar.
Dificultades encontradas
Luego de buscar voluntarios a través de las redes sociales, me encontré con que tenía una lista de cuarenta personas inscritas. Una de las dificultades inmediatas con las que me enfrenté fue el encontrar personas comprometidas. La mayoría de esas cuarenta personas dio una multitud de excusas a la hora de participar activamente, desde lejanía y dificultades con el transporte, problemas familiares, laborales, clima, estado anímico, compromisos previos, salidas con los amigos y accidentes.
Mientras tanto yo me preguntaba si realmente es tan complicado encontrar un par de horas para colaborar en la generación de mejores condiciones de vida para un grupo específico de personas que tanto necesitan de amor y entretención. De lo molesto que estaba me puse a llamar por teléfono y a enviar mensajes por todas las vías posibles para que las personas que se habían comprometido a colaborar cumplieran con ello.
Llega ayuda y de la buena
Por otro lado también se sumaron personas que no se habían inscrito, y aquí vino la mejor parte. A través del grupo Chilenos en Lima de Facebook se unió Marcela Gonzalez, una compatriota que se hizo cargo de coordinar todas las donaciones. Fue de mucha ayuda porque básicamente sin ella no habría sido posible haber realizado las actividades. El puericultorio es un lugar bastante grande y con diferentes hogares dentro de sus instalaciones. De inmediato nos dimos cuenta en la práctica que íbamos a necesitar dos instancias en paralelo para contar cuentos. Era algo que yo no había previsto y ella sí.
Número de actividades y beneficiarios
En total realizamos treinta y tres espectáculos cortos, contando desde el día en que invitamos a los pequeñitos a las actividades de sus vacaciones de invierno, e incluyendo el período de ejecución del programa, el cual se llevó a cabo desde el tres de agosto al 24 del mismo mes. Los beneficiados sumaron alrededor de ciento cincuenta infantes en dos rangos de edad, desde tres a cinco y desde seis a once años.
Problemáticas encontradas en el puericultorio
La primera vez que visitamos el puericultorio pudimos ver la punta del iceberg de las problemáticas que tienen, y que principalmente se resumen en un profundo sentimiento de abandono, soledad, aburrimiento y en el caso de los niños de un desarrollo menor. Las niñas se ven mucho más tranquilas, ordenadas y dispuestas a participar, ya que la monja que está a cargo de ellas las educa con amor y mano dura, obligándolas a participar en todas las actividades culturales que reciben como donación. El resultado de eso es que las chicas, si bien es cierto son obligadas a ir, tienen alguna cercanía con la parte sutil de la vida, con el arte, el cual tiene definitivamente un poder transformador y sanador en las personas.
Los niños de cinco años en adelante están separados de las niñas y no tienen acceso al mismo panorama cultural que ellas, lo cual se refleja de diversas formas en su comportamiento.
Satisfacción, agradecimiento y desafíos
Algo que me sorprendió muchísimo fue la dulzura con la cual nos abrazaban tanto las niñas como los niños, una vez que comenzaron a conocernos. Generar una sonrisa en ellos valió la pena todo el esfuerzo que hubo que hacer para llevarles cuentos, juegos, dinámicas infantiles e incluso canto.
Todavía queda mucho por hacer. Estoy muy agradecido de todas las personas que colaboraron de diversa forma, ya que debido a ellas pudimos llevar a cabo este programa de voluntariado. Creo que la sociedad limeña necesita despertar y tomar mayor conciencia de quien está al lado, tanto en el bus, en la calle, en el trabajo y en la ciudad misma. Muchas personas creen que para ayudar hay que ir a África, cuando en la misma ciudad y país hay mucho por hacer en la consecución de igualdad de derechos, igualdad de oportunidades sin importar el género, y sobre todo en crear mejores oportunidades de desarrollo para la infancia, quienes son el mayor tesoro de la sociedad y nuestro futuro.
Los voluntarios
En particular, parte gruesa del trabajo del contenido del programa ofrecido fue llevado a cabo por narradores orales, en donde contamos con la grata participación de Ricardo Pflucker Castro, Ana Farfan Cornelio, Gustavo el Cuentacuentos, Manuel Conde, Maritta Carrion, Papo Cuentacuentos, Claudia Figueroa Soto, Manuel Alache Pezo y Silvia Vásquez. También participaron los narradores nóveles Myrna Rodriguez Revollar, Bryan Hueza Aspauzo, Vania Miyasato y Johana Limaylla Echevarria.
Por el lado de la animación infantil tuvimos a los geniales Melissa Serpa y Francis Galdos. También contamos con la talentosa Mariana Gonzales, quien deleitó a las chicas con canciones y musicalizó cuentos con su ukelele. Para finalizar, Judit Bravo llevó a cabo una dinámica infantil en la cancha de fútbol con los chicos, algo que sin duda les sirvió un montón para liberar energía.
Desde un comienzo Marcela Gonzalez y Giovanna Eguiluz tuvieron la idea de llevar algo rico para hacer un compartir al final de cada sesión. Resultó muy bien porque varias personas se anotaron para realizar donaciones, ya sea de bolsas de canchita, bolsitas sorpresa, golosinas y chupetines, jugos, galletas, incluso narices de payaso, pelotas de colores y unos lindos separadores de libros que hicimos para la ocasión.
Algunas personas ayudaron con diversas tareas, ya sea manteniendo el orden en las actividades, jugando con los pequeñitos y aplicando técnicas de clown, como Jessica Mauriz, Claudia Huamantumba, Ellie Tonks (quien debutó con un par de cuentos), Graciela Ugaz, Samuel Quintanilla, Lucienne Colchado, Silvia Sugasti, Víctor Aguila y Emily Melendez.
Donaciones
Otro grupo de personas colaboró con donaciones que hicieron posible llevarles algo diferente a las chicas y chicos. Si bien es cierto que tienen sus necesidades básicas cubiertas, esperaban con ansias la canchita y las cosas que les llevamos, incluso si era algo bastante simple, para ellos significó un detalle muy lindo que agradecieron mucho. Entre quienes hicieron esto posible a través de donaciones podemos mencionar a: Rosa Lima, Miguel Sugasti Reyes, Paola Yauri, Marcela Valladares, Giovanna Eguiluz, Paola Torres, Jessica Mauriz, Samuel Quintanilla Gálvez, Mayté Tupac, Mariana Gonzales, Patricia Navarro y Ellie Tonks.
¡Gracias a todos por haber sacado adelante esta obra tan hermosa, vamos por más!
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Escritor de literatura infantil y de cuentos para niños grandes. Emprendedor, meditador e Ingeniero electrónico. Viajero cósmico y enamorado de la vida.